10 centimetros

Dedico este post a mi hermano mayor, que me enseño a querer los relojes regalándome toda la colección del Rey León disponible en McDonalds o algo así.

No voy a mentir, poco sé de relojes: mecanismos, manecillas y tuercas. Lo que me hizo enfilarme hacia la cuarta edición del Salón Internacional de Alta Relojería, en el Four Seasons de nuestro D.F. querido fue ver la galantería con la que todas esas casas diseñadoras de uno de los accesorios mas indispensables se pavonearían.

Me sentía un poco intimidada por la "magnitud" del evento, por cierto patrocinado por Mercedes Benz (esos dudes están en todo!) Atrás quedaron los días donde me impresionaban los relojes que tenían una tapita con la figura de La Sirenita y al abrirlos unos amables números aparecían en una pantalla fáciles de leer gracias a los palitos que parecían formarlos.

Ahora estoy conciente que esos relojes envuelven la mano entre mecanismos complicados, oro, diamantes y pieles exóticas. Y el SIAR México contó con todo el lujo y pomposidad debidos. Quiero agradecer haber dado de la manera mas sencilla acreditación a este su humilde blog 10centimetros.

Entre copas con champagne y brochetas de frutas con chocolate gran parte del Four Seasons se veía invadida por los mejores relojes del mundo. Me llamó la atención la complejidad de algunos diseños y también la variedad.

En Mont Blanc el piso se iluminaba, escondiendo un reloj que parecía estar construido con pixeles, mientras su gran creación para este 2010 era resguardada bajo un triángulo que en su interior gestaba un holograma. Por un momento creí que encontraría a Chewbacca comprando un Mont Blanc.

La sala de Piaget era la mas coqueta, definitivamente estos dudes le estaban apostando a las mujeres, y sí, al menos a mi sí me convencieron. Luego estuve en Cartier, que en cuanto a diseño no me sorprendió mucho pero ok, es Cartier! y el trato que me dieron fue excelente, considerando que probablemente yo era la persona mas joven y los vendedores no tenían mucho interes en mi.

Mis favoritos fueron los relojes MB&F, excéntricos sin dejar de ser elegantes. Algunos relojes parecían estar inspirados en binoculares, otros decidí llamarlos bicéfalos. En toda la exposición no vi cosas ni siquiera cercanas a las propuestas de MB&F y con el superplus de tener un chico muy atractivo dando información.

Y para terminar, la elegancia de Bvlgari, un par de ediciones especiales para México por el bicentenario, los intrépidos diseños de Urwerk y el mal, pésimo trato a mi sensible perona en Chanel.